China y Estados Unidos se agarraron de las mechas. Por suerte no en una guerra con armas, porque eso habría significado, quizás, el fin del mundo; sino una guerra comercial. Ella consistió en subir los aranceles a los productos de origen que ingresaban a ambos países, haciéndolos más costosos. Al final esto no beneficiaba a nadie.

La tarde de este miércoles se anunció un acuerdo que le puso fin. Llegó la paz (comercial).

¡Que siga el consumo!

El Amo del Perro.

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