Cómo están.
Bicentenario de tragedias, debería llamarse este 2010. Comenzamos con el terremoto-maremoto, continuamos con los mineros atrapados (con final feliz, hay que reconocer), pasamos a veintialgo muertos en un accidente de bus y terminamos con 81 presos muertos en una cárcel que ardió producto de una pelea entre internos. Horroroso.
Y, como siempre, salta toda la familia política pidiendo responsabilidades, que rueden cabezas o se produzcan renuncias. Y, como siempre, el gobierno de turno dice que esto no puede volver a ocurrir, que Chile no se merece esto, que se hará una reforma profunda en esto y aquello.
Palabras.
Ha ocurrido en los cuatro casos citados.
Ojalá esas palabras se transformen en realidades y podamos así evitar hechos tan lamentables como los que han marcado este año.
Buena semana.
El Autor.
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