Rompemos las semanas de silencio para una nueva entrega. (Y no, todavía no empiezo a dibujar el postergado Número 500. Hubo algunos cambios al guión, pero ya viene).

La justicia es un tema sensible en cualquier sociedad. En la nuestra, la chilena, está pasando por un estado bastante complejo, a raíz de varios casos de conmoción pública que han terminado en más beneficios para el imputado (el que cometió el delito) que para la víctima. ¿Cómo se explica, sino, que una persona que robó una camisa del patio de una casa sea condenada a 5 años de cárcel, mientras que uno confeso de asesinato se lo deje en libertad (¡2 veces!) y no en prisión preventiva? Parece de locos, pero así es. Ni hablar de los encapuchados y delincuentes menores.

Esto ha generado críticas al Sistema Judicial y desconfianza en la ciudadanía. Tanto así que hasta el gobierno ha criticado públicamente algunos fallos (civiles y penales), cosa que en otros gobiernos no se hacía por respeto a la independencia de otro Poder del Estado. Los jueces han puesto el grito en el cielo, como si fueran semi-dioses o vacas sagradas a las que no se les puede tocar ni criticar. Pero es que hay cosas que sencillamente no dan para más. Es por eso que el actual gobierno ha anunciado una Reforma a la Reforma Procesal Penal. Esperemos que no sea sólo un parche, sino una cirugía seria, larga y bien meditada, que desemboque en una Justicia más justa y no irresponsable.

Buen fin de semana.

Próxima Actualización: Lunes 22 de Octubre.

El Amo del Perro.

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