Lamentablemente estamos llegando a un punto en que desconfiamos de todo y todos. Especialmente de nuestras instituciones. Primero fueron los políticos (y la política), luego vino la Iglesia y los sacerdotes abusadores, hace poco el robo de plata en el Ejército y Carabineros, y finalmente, sumado a lo último, la presentación de pruebas falsas en la región de la Araucanía por parte de Carabineros que termina, como «guinda de la torta», con la destrucción de evidencia en el asesinato de un mapuche durante la persecución por un robo de autos, donde la víctima no tenía nada que ver.

Es triste todo lo que pasa, ya que la confianza y prestigio que toma tantos años construir no cuesta nada destruir con acciones como estas. Y poco a poco sospechamos que lo que creíamos era una pequeña herida en la superficie se va transformando en una podredumbre que llega hasta el fondo. 

Ojalá no sea el caso y pronto se limpien estas instituciones, fundamentales e irreemplazables para nuestra sociedad. Pero sobre todo, que se llegue a la verdad.

El Amo del Perro.

 

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